En la primera página del primer ejemplar de la revista Phoenix (enero de 1942), Walter Gibson, editor junto a Bruce Elliott, propone un juego sencillo y divertido.
El efecto es muy directo. Un espectador coge una baraja, la mezcla y corta un montón que se queda para sí. Después elige un color. El mago tendrá el contrario. Imagina que el espectador elige el rojo, por lo que el mago se queda con el negro. Sin necesidad de mirar las cartas, el mago afirma que tiene, por ejemplo, cuatro cartas negras más que rojas el espectador.
Te voy a contar cómo funciona. Después de leer el método creo que tiene posibilidades… no sé si reconstruyendo el juego o como parte de otro distinto. A veces ocurren estas cosas, una idea parece presentar cierto potencial pero uno no se encuentra con la forma de afrontarlo. Teniendo en cuenta el tipo de método y la naturaleza del efecto, cercana a la curiosidad matemática, no creo que haya problema por hablar de la trampa libremente (corrígeme si me equivoco). Sólo te pido a cambio, que si llegas a construir algo, me lo cuentes :).
Necesitas una baraja completa de cincuenta y dos cartas. El espectador la mezcla hasta la saciedad. Después, en el método original, el espectador corta un paquete menor a la mitad de la baraja y va echando cartas en la mesa formando un montón mientras intenta sentir si las cartas que tiene son rojas o negras. Esto es un poco raro pero importante porque lo único que necesitas saber es el número de cartas que tiene el espectador. Yo lo hago de una forma más sencilla. Simplemente le pido que mezcle y vaya echando cartas sobre la mesa formando un montón, deteniéndose cuando quiera. Únicamente necesito contar las cartas mientras las echa (de forma discreta). El número clave es 26. A este número debes restar las cartas que tiene el espectador. Si tiene 20, tú tendrás 6 rojas más que él negras y 6 negras más que él rojas. Así de sencillo. No necesitas ver tu montón ni el suyo. Sólo saber la cantidad de cartas que tiene el espectador.
Puedes hacer una segunda fase simplemente intercambiando cartas después de mezclar las mitades si mantienes la cuenta de número de cartas intercambiadas.
Es realmente engañoso (al estilo del «Juego que engañó a Einstein») porque parece que ofreces más información de la que realmente tienes. Espero que puedas darle vueltas a esta idea y encuentres alguna posibilidad de encaje… una estructura de fases adecuada… una presentación correcta… lo que deba ser. Mientras tanto yo seguiré buscando cositas raras y olvidadas para que tengamos material con el que jugar.